viernes, agosto 10, 2007

Bolivia en la actualidad: una visión histórica del problema

“Bolivia es un país ideológicamente estatizado, estatista y estatolátrico, no es casual que empecemos tratando el tema del Estado. (…) La ilusión es tan grande que incluso quienes plantean cambios radicales lo hacen en referencia a sus principios constitucionales”[1]

El problema de la conformación del estado-nación boliviano no es algo que se fuera de resolver fácilmente, sino que su complejidad nos lleva a preguntarnos ¿cuál será el futuro que le espera?, ¿de qué forma influirá el movimiento liderado por Evo Morales Ayma, en la conformación de la nacionalidad y la estabilidad del Estado?, junto con las vinculaciones de este con el presidente venezolano Hugo Chavéz, que nos presentan una vuelta a la vida tanto del pensamiento unificador bolivariano como de la política populista.

Buscamos entonces las razones por las cuales este proceso que se ha consolidado en otros países latinoamericanos ha tenido grandes problemas en la realidad boliviana. Entendiendo el Estado como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio definido[2]; y la nación que en sentido estricto, nos presenta dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-político, es el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado, y la nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede definir a grandes rasgos como una comunidad humana con ciertas características culturales comunes a las que dota de un sentido ético-político.

En el caso Boliviano tenemos la división de la sociedad y la política en distintas facciones que buscan reivindicación por separado, los detiene en la conformación de un Estado estable que pueda seguir un programa de gobierno sin manifestaciones por parte de estas.

Siendo así, concebimos que la crisis se presenta cuando “el Estado, como sistema político de soberanía territorialmente definida, que construyó a la Nación como su referente de identidad para cohesionar internamente a la sociedad y para adquirir la legitimidad necesaria para representarla frente a los demás, pierde paulatinamente la capacidad instrumental[3] y credibilidad política[4][5], con lo cual no sólo se debilita su posición en el extranjero, sino también aparecen problemas internos como nos dice Alberto A. Zalles que: “la crisis estructural de Bolivia es la manifestación del fin de ciclo de la estructura político territorial del Estado-nación, de un unitarismo centralista administrado tradicionalmente desde la sierra y el Altiplano. En ese contexto, en el oriente tropical del país emerge un movimiento regional guiado por una elite que busca hacerse hegemónica, que proclama la identidad camba[6] como ideología de cohesión regional y que reivindica la autonomía política. Aunque Santa Cruz es sin duda el nuevo eje del desarrollo nacional, los procesos sociales, demográficos y migratorios que se sucedieron en su historia reciente sugieren que sus problemas son en realidad un reacomodo de las fuerzas interiores de la sociedad boliviana”[7]. Así encontramos diferentes visiones para guiar el país, y el cambio de liderazgo que se produce favorece a una zona territorial en especial. Lo que se origina “porque los pueblos y la cultura que ellos producen no se convierten en cenizas y desaparecen en un santiamén”[8], sino que se mantienen creando diferencias hasta en la relación que tienen estos en el terreno internacional, siendo así la participación con Brasil y Argentina en el vinculo económico (por el gas) nos deja en claro la forma en la cual, esta nueva fuerza política se establece, ya no regida el interés en el mercado interno, sino en la exportación, que será fundamental al hablar de la perdida de influencia del Estado y la reivindicación contra el proceso de mundialización.

Por lo que “la crisis de la sociedad boliviana alude a una recomposición societal inducida por variados elementos conflictivos, entre ellos el fraccionamiento regional que indica elocuentemente el fin del ciclo de la estructura político-territorial del Estado-nación, cuyo núcleo se ubicó tradicionalmente en la sierra y el Altiplano. La emergencia de la elite cruceña introdujo un elemento más en una crisis cuyo resultado podría ser, en el peor de los casos, la división del país; o, si confiamos en la sagacidad de los actores, la consolidación de una república de estilo federal compuesta por regiones autónomas”[9], lo que provoca además un deterioro de la democracia pactada, lo cual ha provocado que el presidente gobierne sin apoyo de los partidos políticos, situación que es fundamental para mantener la estabilidad, provocando como podemos ver la salida de los últimos dos presidentes del país, sumadose a esto encontramos los movimientos y partidos políticos que se identifican con la causa indígena y campesina como lo vimos anteriormente.

Lo que podemos ver, tal como lo presenta Laserna, la existencia de factores tanto internos como externos que afectan al Estado nación boliviano, dentro de los factores externos contamos la mundialización[10] afecta primero en la ampliación de la cobertura y los alcances de las actividades y relaciones sociales, segundo en la intensificación de conexiones, vínculos y expansión de los flujos (personas, bienes, ideas), tercero en la transformación de las nociones de tiempo y espacio por la aceleración de interacciones, el aumento de la velocidad de esos flujos y la reducción de sus costos, y cuarto en la disminución de la importancia de la escala, pues permite cada vez más que pequeños eventos localizados pueden tener consecuencias globales. Es así como el Estado pierde soberanía por los intereses que entrar en materia económica los cuales afectan la producción cultural; segundo, se debe replantear la noción de ciudadanía por el aumento de la movilidad social, lo que crea un problema en la nación; tercero, aparece una tensión entre el universalismo y las tradiciones locales; y cuarto, se hace más débil la función del Estado, ya que la relevancia se da más en las redes de cooperación internacional, regional y local. Dentro de las causas internas encontramos el agotamiento de los materiales del estado nacional popular, que fue la forma que tomó en Bolivia la idea del estado de bienestar, no sólo como el caso del estaño sino que los productos tradicionales también se vieron afectados, y como vimos anteriormente fue fundamental para el funcionamiento del Estado la forma en la cual los intereses económicos se vinculan con lo políticos, ya que la mencionada ciudad de Santa Cruz, avanza en su influencia de lo político a lo económico, creándose así una nueva elite en el poder, que no responde a los intereses de los distintos grupos, sino que sólo a los interés de uno sólo; con lo cual se debilitan las energías sociales, agregándose al problema la deuda externa y el aumento de la pobreza. Con lo que:”la confianza en el Estado, si bien implicaba un acto de transferencia de responsabilidades, dejaba un margen para la autoconfianza dado que su referente era la nación, el pueblo. La pérdida de credibilidad política desnuda la transferencia y la muestra en su inutilidad e impotencia”[11]. Aparece con esto el movimiento llamado indigenista liderado por Evo Morales con el MAS, que reivindican los derechos de los sindicatos campesinos y obreros.

Dentro de la realidad boliviana como logramos apreciar existen elementos que nos llevan a comprender que su complejidad se encuentra en la inestabilidad del Estado producida tanto por la batalla entre las distintas facciones por el poder, las cuales buscan más que nada reivindicaciones, lo que produce un grave problema en la estructuración de políticas que lo lleven al desarrollo. La forma que han elegido y que podemos ver a través de su presidente Morales nos lleva pensar que la influencia bolivariana en lo político es llevada también a lo económico y a lo social, nos lleva a relaciones de índole clientelares como las que se producen en los regimenes populistas (como es el caso de Venezuela), sumado a las consideraciones anteriores, lo que tenemos es la búsqueda del fortalecimiento del debilitado aparataje estatal.

La renuncia del presidente Carlos Mesa y la convocatoria anticipada a elecciones nacionales y de prefectos en diciembre de 2005 marcaron una tregua social en Bolivia. El nuevo gobierno debe resolver múltiples cuestiones: en lo político, de manera perentoria, la cuestión de las autonomías y la promesa de una asamblea constituyente; en lo económico, la cuestión del control de la explotación del gas, cuyos ingresos podrían ayudar a paliar la pobreza del pueblo; en lo cultural, el clivaje étnico.

“En fin, la refundación societal en Bolivia promete nuevos episodios conflictivos: esperemos que la reorganización del rompecabezas político-territorial del Estado avance en el sentido de la creación de una sociedad abierta, que consolide la democracia y concilie los intereses de sus múltiples actores”[12]. Por lo tanto debemos ver que la necesidad del reconocimiento de todos los sectores de la sociedad boliviana, debe producirse para conformar una nación más fuerte con la cual responder a los problemas sociales que se presentan en esta sociedad.



[1] Roberto Laserna “Bolivia en la Globalización: Estado y sociedad. Temas del presente” Editorial Universidad Católica Boliviana, La Paz, Bolivia, 2002. Pág. 1.

[2] En la definición de Max Weber, el Estado es una organización que reclama para si el "monopolio sobre la violencia legítima"; por ello, dentro del Estado se incluye a instituciones tales como las fuerza armadas, la administración pública, los tribunales y la policía.

[3] Que pierda capacidad instrumental quiere decir que tiene cada vez menos posibilidades de cumplir sus compromisos, de ejecutar sus funciones habituales, de diseñar sus planes y políticas con soberanía sobre su territorio y las actividades que en él se realizan.

[4] Que pierda credibilidad política quiere decir que tiene cada vez mayores dificultades para cohesionar a su gente, proyectando a la Nación como un arco de solidaridades por encima de las diferencias y desigualdades grupales (O´Donnell 1978), y por tanto también se debilita su posibilidad de representar a su gente en el concierto mundial.

[5] Roberto Laserna “Bolivia en la Globalización: Estado y sociedad. Temas del presente” Editorial Universidad Católica Boliviana, La Paz, Bolivia, 2002. Pág. 5.

[6] Asociado a la población de origen mestizo e indígena de las regiones oriéntales tropicales de Bolivia (dos tercios de la extensión del país) donde la expresión no es peyorativa a diferencia de las regiones andinas occidentales donde es considerado una definición poco amistosa.

[7] Alberto A. Zalles “Una pieza más en el rompecabezas boliviano: El proyecto autonomista de Santa Cruz” Pág. 22. http://www.nuso.org/upload/articulos/3308_1.pdf

[8] Ídem. Pág. 22.

[9] Ad ídem. Pág. 30.

[10] La mundialización es la "ampliación, profundización y aceleración de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida: de lo cultural a lo criminal, de lo financiero a lo ambiental"

[11] Roberto Laserna “Bolivia en la Globalización: Estado y sociedad. Temas del presente” Editorial Universidad Católica Boliviana, La Paz, Bolivia, 2002. Pág. 4.

[12] Ídem.

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